La Misericordia de DiosLa
Santa Faustina
«Que Tu misericordia, Señor mío, repose dentro de mí.» Diario, 163
He aquí los títulos más frecuentes que acompañan al nombre de Santa Faustina Kowalska, de la Congregación de la Madre de Dios de la Misericordia: «Apóstol de la Divina Misericordia – Secretaria de Jesús Misericordioso – Don de Dios a nuestro tiempo – Gran Mística – Maestra de la vida espiritual – Profeta». Ella recordó al mundo la verdad bíblica sobre el amor misericordioso de Dios a cada persona y llama a proclamarlo mediante el testimonio de vida, la obra, la palabra y la oración.
Jesús dijo a Sor Faustina:
“La humanidad no encontrará paz hasta que no se dirija con confianza a la Misericordia Divina.” (Diario, 132)
«A través de la obra de la religiosa polaca, este mensaje se ha vinculado para siempre al siglo XX, último del segundo milenio y puente hacia el tercero. No es un mensaje nuevo, pero se puede considerar un don de iluminación especial, que nos ayuda a revivir más intensamente el evangelio de la Pascua, para ofrecerlo como un rayo de luz a los hombres y mujeres de nuestro tiempo.» (Papa Juan Pablo II)
BIOGRAFÍA DE SANTA FAUSTINA
- 1905 Nacimiento: María Faustina Kowalska nació el 25 de agosto de 1905 en Glogowiec, Polonia. Sus padres cristianos orientan a sus hijos en la doctrina de los Padres del desierto; pero son muy pobres y Elena, ese era su nombre de Bautismo, sale a trabajar a los catorce años en una casa de una aldea vecina.
- 1921 El llamado: A los 16 años siente el deseo de llevar una vida consagrada a Cristo en la Iglesia.
- 1922 Sus padres no consienten: Pide permiso para entrar en la vida religiosa y sus padres no consienten porque no pueden afrontar la dote. Ella marcha a Lodz, una ciudad industrial, para trabajar como mucama.
- 1923 Faustina llega a Varsovia: En los primeros días de agosto de 1923 viaja de improviso a Varsovia, movida por una voz interior. Allí encuentra al P. Dabrowski que la recomienda a una familia con 6 niños.
- 1924 La congregación: En 1924 se vincula a la Congregación de Nuestra Señora de la Misericordia.
- 1925 Su vocación: Faustina busca realizar un proceso de crecimiento espiritual por medio de los consejos evangélicos: pobreza, castidad y obediencia. Es ayudada en este camino de perfección por su confesor. éste le pide que ponga por escrito en un diario espiritual las experiencias de su amor a Jesucristo y los distintos estados por los que atraviesa, en donde se destacan: El poder descubrir cuánto sufrió Cristo por ella y sus visiones de la Misericordia del Señor. Estos estados quedan expresados por sus jaculatorias habituales: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
- 1933 Votos perpetuos: El 1º de mayo de 1933 pronuncia sus votos perpetuos: Elige vivir los consejos evangélicos para siempre haciendo sus votos perpetuos como religiosa dentro de la congregación.
- 1934 La pintura de Jesús Misericordioso: Para Julio de 1934 el ícono de la Misericordia había sido pintado en Vilna por el pintor Emilio Kazimirowski a pedido del confesor de Faustina, el padre Sopocko. Se ofrece por los pecadores y especialmente por aquellas almas que han perdido la confianza en la Misericordia de Dios.
- 1938 Fallecimiento: Santa Faustina muere a los 33 años.
- 1965 En camino a la beatificación: En la Arquidiócesis de Cracovia, Polonia, el entonces Cardenal Karol Wojtyla, quien luego sería Juan Pablo II, anima el proceso sobre la beatificación de Sor Faustina.
- 1993 Su beatificación: El 18 de abril es beatificada por Juan Pablo II.
- 2000 Su canonización El 30 de abril es canonizada, declarada Santa, por Juan Pablo II. Su memoria se celebra el 5 de Octubre. ¡Santa Faustina ruega por nosotros!
Su piedad y obediencia
Para comprender el mensaje que nuestro Señor quiso transmitir a través de la humilde campesina polaca, es necesario entender qué es la condescendencia de Dios. Dios se ha valido de sus servidores haciéndoles hablar el lenguaje de su cultura y de su época. Y, cuando alguno ha tenido visiones o ha proferido profecías, Dios se ha comunicado en un lenguaje que la persona podía entender.
Santa Faustina oye a Jesús hablar en el lenguaje de una joven religiosa de principios de siglo XX. Faustina oye a Jesús con palabras que ella está acostumbrada a oír y a usar. Así Jesús le demuestra su Bondad hacia nosotros.
Lo importante es el núcleo del mensaje. Faustina tiene una profunda experiencia espiritual en la que están todos los sentidos unidos. Por eso, es arrebatada por el Amor de Dios: oye la voz de Jesús, percibe Su aroma, tiene sensaciones táctiles y gustativas.
Santa Faustina posee una honda piedad católica. Ella percibe su actitud de consagrada como una total y absoluta confianza a Dios. Esa confianza le permite atravesar la noche oscura del alma para salir fortalecida y cumplir su misión de Apóstol de la Misericordia.
Santa Faustina fue fiel a la Iglesia y obediente con sus superiores. Su vida es un cántico a la obediencia de la fe. Ella obedece a sus superiores, maestras, confesores y obispo. La obediencia es su verdadera colega y la salva de la soberbia.
Su canonización
El proceso que lleva a la canonización a la Beata Sor Faustina Kowalska comenzó 27 años después de su fallecimiento en Krakow, Polonia en 1938. Como parte de este proceso, dos casos de sanaciones milagrosas fueron presentados a consideración. El primero fue la sanación de Maureen Digan de Massachusetts. El segundo milagro fue la sanación de una condición congénita del corazón del Padre Pytel, después de las oraciones hechas por miembros de la congregación de su parroquia el día del aniversario del fallecimiento de Sor Faustina el 5 de Octubre de 1995.
El Domingo 18 de Abril de 1993, Fiesta de la Divina Misericordia, el Papa Juan Pablo II elevó a Sor Faustina a Beata. Finalmente, la Beata Sor Faustina, fue canonizada el 30 de Abril de 2000 durante el Domingo de Misericordia.
En 1997 el Papa Juan Pablo II hizo una peregrinación a la tumba de la Beata Sor Faustina en Polonia, la llamó: Gran Apóstol de la Misericordia en nuestros días. El Papa dijo en su tumba: El mensaje de la Divina Misericordia siempre ha estado cerca de mí como algo muy querido, en cierto sentido forma una imagen de mi pontificado.
Ella tiene el honor de ser la primera Santa canonizada en este milenio.
Su reliquia en nuestro Santuario
Una familia argentina, devota de Jesús Misericordioso, viajó a Polonia y a mediados del 2001 trajo la reliquia de Santa Faustina junto con el documento que certifica la autenticidad de la misma. Se la entregaron al entonces párroco del Santuario, P. Norberto Marcet, con la condición de que estuviera expuesta para ser venerada por todos los devotos. Con esfuerzo, trabajo y colaboración de distintas personas de la parroquia, se armo el tríptico dedicado a Santa Faustina, que está en la Santa Montaña junto al cuadro de Jesús Misericordioso en nuestro Santuario. El 26 de Septiembre de ese mismo año, después de la misa de las tres de la tarde, Monseñor Jorge Lozano, Obispo de la Vicaría Devoto, bendijo el nuevo espacio dedicado a Santa Faustina.
En el año 2008 fue beatificado el P. Miguel Sopoćko, uno de los confesores que tuvo Faustina. Por este motivo, hemos agregado junto al retrato de nuestra amada santa, su foto y una breve biografía.
La Misericordia
Lo esencial de la devoción a Jesús Misericordioso son las actitudes de confianza y misericordia. La confianza corresponde a la actitud bíblica de la fe y abandono en las manos de Dios. Caracteriza nuestra actitud hacia Dios y expresa no sólo esperanza, sino también fe viva, humildad, perseverancia y arrepentimiento por las culpas cometidas. La confianza asegura las gracias de la Misericordia.
La confianza y sus gracias
«Las gracias de mi misericordia se toman con un solo recipiente y éste es la confianza. Cuanto más confíe un alma, tanto más recibirá. Las almas que confían sin límites son mi gran consuelo, porque en tales almas vierto todos los tesoros de mis gracias. Me alegro que pidan mucho, porque Mi deseo es dar mucho, muchísimo.» n. 1578
«El alma que confía en mi misericordia es la más feliz, porque yo mismo tengo cuidado de ella.» n. 1273
La Palabra de Dios y la confianza
“¡Bendito el hombre que confía en el Señor y en él tiene puesta su confianza!” Jer. 17, 7-8
“Confíen en el Señor para siempre, porque el Señor es una roca eterna.” Is. 26, 4
“Confía en el Señor y practica el bien; habita en la tierra y vive tranquilo: que el Señor sea tu único deleite, y él colmará los deseos de tu corazón.” Sal. 37, 3-4
“Y ustedes no han recibido un espíritu de esclavos para volver a caer en el temor, sino el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios ¡Abba!, es decir, ¡Padre!” Rm. 8,15
La Misericordia
«El segundo nombre del Amor» – Papa Juan Pablo II
La misericordia hacia el prójimo es lo que hace que la devoción a la Divina Misericordia sea una actitud evangélica de amor concreto hacia los demás.
Es un particular modo de amor frente a la pobreza, la injusticia, el sufrimiento y el pecado. Misericordia es amor compasivo.
La misericordia en acción. La misericordia usualmente se muestra como dos movimientos: corazón y brazos. Corazón: Cuando vemos a alguien que está sufriendo, nuestro corazón se enternece por esa persona. Si el sufrimiento del otro es muy grande, la compasión llega hasta nuestras entrañas. Brazos: Después de que sentimos compasión por alguien, buscamos a menudo llegar a ayudarlo para aliviar su sufrimiento. La misericordia es sentir compasión por el sufrimiento de los demás y llegar a ayudarlos.
La Palabra de Dios y la Misericordia
“Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la paciencia. Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: Hagan ustedes lo mismo.” Col. 3, 12-13
“Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero Yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el Cielo, porque él hace salir su sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.” Mt. 5, 43-45
Algunas citas del Diario de Santa Faustina
“Si el alma no practica la misericordia de alguna manera no conseguirá mi misericordia en el día del juicio. Oh, si las almas supieran acumular los tesoros eternos, no serían juzgadas, porque su misericordia anticiparía mi juicio.” n. 1317
“Tú conoces todo el abismo de mi misericordia, entonces recoge de ella para ti y especialmente para los pobres pecadores.” n. 1777
EL DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA
El día de la canonización de Sor Faustina, el 30 de Abril de 2000, el Papa instituyó esta fiesta para toda la Iglesia. En la ciudad de Płock, Jesús expresó a santa Faustina por primera vez el deseo de celebrar esta fiesta:
«Yo deseo que haya una fiesta de la Misericordia. Quiero que esta imagen que pintarás con el pincel sea bendecida con solemnidad el primer Domingo después de la Pascua de Resurrección; ese Domingo debe ser la fiesta de la Misericordia.» N. 49
La fiesta de la Misericordia es un día de grandes gracias, puesto que el Señor asoció grandes promesas a este día:
«Deseo que la fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de mi misericordia.» N. 699
Para preparar debidamente esta fiesta, el Señor propone una novena que consiste en rezar la Coronilla a la Divina Misericordia durante los nueve días que preceden al Domingo de Pascua, empezándola el Viernes Santo. Durante esta novena, Jesús prometió: «Concederé a las almas toda clase de gracias.» N. 796
También se divulga la novena a la Divina Misericordia escrita por Santa Faustina en su diario. «El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas.» N. 699
La indulgencia plenaria y la fiesta de la Misericordia
Juan Pablo II, el 13 de Junio de 2002, concede la indulgencia plenaria con las condiciones habituales: confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Papa, al fiel que, durante la Fiesta de la Misericordia Divina, participe en actos de piedad realizados en honor a la Misericordia Divina.
También recibirá la indulgencia plenaria aquél que rece, en presencia del Santísimo Sacramento de la Eucaristía, el Padre Nuestro y el Credo, añadiendo una invoación piadosa a Jesús Misericordioso: Jesús, en vos confío.
Se concede la indulgencia parcial al fiel que, con un corazón arrepentido, eleve al Señor Jesús Misericordioso una de las invocaciones piadosas legítimamente aprobadas.
LA HORA DE LA MISERICORDIA: LAS TRES DE LA TARDE
La hora de la agonía de Jesús: las tres de la tarde, es un tiempo muy especial en la devoción a la Divina Misericordia. En esta hora procuramos permanecer, en espíritu, al pie de la Cruz de Cristo para suplicar la misericordia para nosotros y para el mundo entero en virtud de los méritos de Su Pasión.
El sol se eclipsó y la oscuridad cubrió toda la tierra hasta las tres de la tarde. El velo del templo se rasgó por el medio. Jesús, con un grito, exclamó: «Padre, en Tus manos encomiendo mi espíritu.» Y diciendo esto, expiró. Lc. 23, 44-46
«Esta es la hora de la Gran Misericordia para el mundo entero.» N. 1320
«Te recuerdo, hija Mía, que cuántas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete totalmente en Mi misericordia, adorándola y glorificándola; suplica Su omnipotencia para el mundo entero y especialmente para los pobres pecadores, ya que en ese momento se abrió de par en par para cada alma. En esa hora puedes obtener todo lo que pides para ti y para los demás.» N. 1572
«Dile a la humanidad doliente que en esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: La misericordia triunfó sobre la justicia.» N. 1572
Jesús desea que a esta hora también sea contemplada Su dolorosa Pasión, en la cual se manifestó el amor de Dios por el hombre. Jesús quiere que por los méritos de Su Pasión pidamos las gracias.
«Hija Mía, a esa hora procura rezar el Vía Crucis, en cuánto te lo permitan tus deberes; Y si no puedes rezar el Vía Crucis, por lo menos entra un momento a la capilla y adora en el Santísimo Sacramento a Mi corazón que está lleno de misericordia… Y, si no puedes entrar en la capilla, sumérgete en oración allí en donde estés, aunque sea por un brevísimo instante.» N. 1572
«A esta hora, nada le será negado al alma que pida por los méritos de Mi Pasión.» N. 1320
LAS OBRAS DE MISERICORDIA
Son fruto de la caridad, generan paz en el corazón y en la vida de los hombres. Dios manifestó a su pueblo el camino de la misericordia como senda de purificación de los pecados y como momento privilegiado de comunión y servicio a nuestro prójimo. Las obras de misericordia son presentadas por el profeta Isaías:
«¿No será mas bien ese otro ayuno que yo quiero: desatar los lazos de la maldad, deshacer las cadenas del yugo, dar libertad a los oprimidos y arrancar toda esclavitud? ¿No será partir con el hambriento tu pan, y a los pobres sin hogar recibir en tu casa? ¿Que cuando veas al desnudo lo cubras y de tu semejante no te apartes? Entonces brotará tu luz como la aurora y tu herida se curará rápidamente.» (Is 58,6-8)
La misericordia es una forma de la caridad que se inclina hacia quienes sufren algún tipo de miseria. La Caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por ese amor a Dios. Jesús hace de la caridad el mandamiento nuevo, amando a los suyos hasta el fin, manifestando el amor del Padre. «Como el Padre me amó, yo también los he amado a ustedes, permanezcan en Mi amor.» (Jn 15,9)
Obras de misericordia corporales
Dar de comer al hambriento: Pertenece al núcleo del evangelio. Es una exigencia para todos los cristianos. La misericordia se manifiesta en el alimento corporal dado al que lo necesita. Nuestra devoción nos conduce a este tipo de caridad, no sólo en circunstancias extremas, sino en cualquier momento y a cualquier persona que lo necesite.
Dar de beber al sediento: Se trata de la sed corporal, de la necesidad de bebida para evitar la deshidratación. Esta obra no sólo se refiere a una actitud individual, sino que tiene una marcada incidencia social. Evitar el derroche de agua, promover el descubrimiento de agua en zonas difíciles, contribuir al saneamiento e higiene de lugares que carecen de agua y son foco de enfermedades. Jesús se identificó con el sediento, el que no tiene agua y el que enfermó por beber o higienizarse con agua dañada.
Vestir al desnudo: Existen millones de personas que nunca en su vida podrán adquirir, por ejemplo, un par de zapatillas. La misericordia nos llama a salir al encuentro de esa necesidad. Mientras llega la hora de una justicia mejor, los católicos no podemos cruzarnos de brazos mientras nuestros hermanos sufren.
Visitar enfermos y presos: En el enfermo se manifiesta con claridad la vulnerabilidad de la existencia humana. El enfermo es un necesitado, no sólo de cuidado sanitario, sino de afecto, consuelo y elevación espiritual. Cristo mismo sufrió graves dolores y heridas el Viernes Santo. La tortura, la traición y el abandono vulneraron Su cuerpo humano. Él también estuvo preso y, por consiguiente, sin posibilidad de ser ayudado. Jesús nos pide visitar sin enjuiciar, con actitud de hermano frágil y vulnerable como quien recibe la visita.
Dar albergue al peregrino: Las peregrinaciones no han terminado. Ya no se hacen como antes, pero siguen existiendo y pertenecen al mundo religioso de los que buscan a Dios y lo adoran. Albergar al peregrino es un llamado a los ciudadanos para ayudar y animar a los que llegan buscando la misericordia de Dios. Poner a disposición sanitarios, bebidas, remedios y un lugar de descanso es una manera de recibir al peregrino, que es Cristo.
Redimir al cautivo: Existen hoy nuevos esclavos y hay que redimir nuevas esclavitudes que amenazan a la humanidad: la manipulación, la violencia, las adicciones, la extorsión, la corrupción, los negociados, los privilegios, el trabajo esclavo y la trata de personas. Los cristianos queremos marcar la diferencia en una sociedad cuyos principales intereses son el éxito económico y la diversión.
Enterrar a los muertos: Los devotos de Jesús Misericordioso nos esmeramos en preparar las tumbas de los difuntos para las visitas de oración al cinerario parroquial. Proponemos tres visitas: La primera, en la mañana de Pascua para los que participaron en la Vigilia Pascual que comienza en las últimas horas del Sábado Santo. La segunda, en el día del aniversario del fallecido, que es como el nacimiento para el Cielo; y la tercera, alrededor del 2 de Noviembre, que se conmemoran a los fieles difuntos.
Obras de misericordia espirituales
Aconsejar a los desorientados: Jesús nos dice: «Si un ciego guía a otro los dos caerán en un pozo.» Mt. 15, 14 Hay muchos desorientados cerca nuestro, pero difícilmente podríamos mostrarles el camino si no hay luz dentro de nosotros. El consejo que corresponde dar no es sólo de palabra: es el testimonio de una vida limpia y entregada. Es la luz de vivir en la verdad, con todo lo que eso cuesta. Aclaremos e iluminemos cuando es preciso, para que el prójimo pueda adquirir libertad espiritual.
Enseñar a los que no saben: Jesús nos dice: «El que cumpla y enseñe los mandamientos será grande en el Reino de los Cielos.» Mt. 5, 19 La ignorancia verdadera es un atenuante moral. Pero, tristemente, hay algunos que desean mantenerse en la ignorancia para no asumir sus compromisos. Es una ignorancia afectada y es preciso instruirlos. ¿Quién conoce el Evangelio y vive de Jesús perfectamente? Los santos nos dieron ejemplo, ansiando salir de su ignorancia.
Corregir a los que se equivocan: Ha sido norma de la vida en la Iglesia que los errores deben corregirse apenas detectados. Si un hermano peca, hay que corregirlo inmediatamente. San Pablo explica cómo debe hacerse la corrección: «corregir con dulzura.» La corrección debe ser fruto del Espíritu Santo, por consiguiente, humilde; pero no se debe dejar pasar.
Consolar a los afligidos: Jesús dice: «Felices los afligidos porque Dios los consolará.» Mt. 5, 5 Hay consuelo de Dios, que él hace por medio del Espíritu Santo directamente en nuestro corazón. Pero, además, Dios se vale de nosotros para consolar a los demás. No se trata de decir a la gente: no llores, sino de buscar las palabras de la Escritura que mejor sirven para cada situación. Lo mejor es acostumbrarse a rezar, meditar y repetir los Salmos: en ellos encontraremos el mejor consuelo para dar.
Cuidar a los que están a nuestro cargo: San Pablo dijo a los cristianos de Éfeso: «Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia, sopórtense mutuamente por amor.» Ef. 4, 2 A veces nos cuesta comprender que las dificultades de la ancianidad o la enfermedad deterioran a los seres queridos y que ya no reaccionan como quisiéramos. La relación se hace difícil. Es momento de elevar nuestra vida de unión con Dios, pues, sin la gracia del Espíritu Santo no podremos ser misericordiosos con los que nos necesitan.
Perdonar las ofensas: Esta obra de misericordia es la más costosa, tanto que Pedro preguntó a Jesús cuántas veces debería perdonar al que lo ofendiese. La respuesta de Jesús: «setenta veces siete» Mt. 18, 21-22, significa siempre. Lo que Jesús nos pide parece imposible: «Yo les digo: amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores.» Mt. 5, 44 Poco a poco el Espíritu Santo nos permitirá realizar este ideal de santidad, como lo hizo Santa Faustina.
Rogar por los vivos y los muertos: Este es un aspecto de la vida del cristiano que solemos descuidar: la oración de intercesión. Intercesión quiere decir que nosotros pedimos por los demás. Es un acto de caridad especial que va constituyendo el tejido íntimo de la Iglesia. San Pablo decía a una comunidad: «Oramos y pedimos sin cesar por ustedes.» Col. 1, 3-9; Hech. 8, 15 Conviene acostumbrarse a orar incesantemente por nuestros parientes más cercanos, y no sólo por los vivos, sino también por los difuntos. Santa Faustina intercedía constantemente por los pecadores, los moribundos y las almas del purgatorio.
Historia del Santuario
La decisión de partir hacia el Santuario ya es una confesión de fe, el caminar es un verdadero canto de esperanza, y la llegada es un encuentro de amor. La mirada del peregrino se deposita sobre una imagen que simboliza la ternura y la cercanía de Dios. En los Santuarios, muchos peregrinos toman decisiones que marcan sus vidas. Esas paredes contienen muchas historias de conversión, de perdón y de dones recibidos que millones podrían contar. (Documento de Aparecida, nn. 259-260)
El comienzo…
El Santuario comenzó como un simple lugar de oración y preparación de catecúmenos con el nombre de Oratorio de Betania del Sagrado Corazón que estaba ubicado en la calle Bebedero 4755, hoy la calle Dr. Pedro Ignacio Rivera, hogar de una familia cristiana de apellido Dourrón.
Villa Urquiza crecía rápidamente y entonces, el párroco de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, Mons. Carlos H. Ponce de León, acepta el ofrecimiento de la mencionada familia y comienza a funcionar el oratorio bajo la responsabilidad del padre Víctor Vincens.
Por aquella época la devoción a la Divina Misericordia no estaba aún aprobada. Recién sería aprobada por la Iglesia a partir de 1964. Cuando el oratorio recibe el título de Parroquia, la misma comienza su tarea pastoral bajo la advocación de Jesús Misericordioso, siendo su primer párroco el padre Víctor.
BIOGRAFÍA DEL PADRE VÍCTOR VINCENS, FUNDADOR DEL SANTUARIO
Su nacimiento y su vocación
El Padre Víctor Vincens nació el 18 de Noviembre de 1915 en Levanska Varosh, Croacia.
Realizó sus primeros estudios en el seminario de Travink, junto a su hermano mayor, José, que estaba cursando cuarto año. De allí pasó al seminario mayor de Sarajevo. Pocos años después, llevado por su profunda fe religiosa, decía las homilías en la Parroquia de Goyani donde su hermano era párroco y en la Catedral de la capital croata. El 30 de Abril de 1939 fue ordenado sacerdote por Mons. Sario en Travink, y durante un tiempo, fue teniente-cura (vicario parroquial) de Modrić, en el centro industrial de Treslich.
La guerra y la fe
El 15 de Abril de 1945 el padre Víctor es enviado como párroco a la localidad de Ostrá Lúka, en la cuenca del río Sava y, cuando el pueblo fue invadido por las Fuerzas Populares, es tomado prisionero y llega a enfrentar un pelotón de fusilamiento salvando su vida por milagro.
Enterados sus feligreses de estos hechos, forman un grupo de ochenta personas que, sorprendiendo a los guardias, lo ponen en libertad y lo ayudan a ocultarse. La situación se torna grave y sus fieles deciden abandonar sus hogares y ponerse en marcha con el padre Víctor a la cabeza.
En bicicleta recorren 700 km hasta llegar a Italia, dónde son capturados e internados en un campo de concentración en la ciudad de Fermo, provincia de Le Marche. Allí permanece más de dos años, sufriendo todo tipo de privaciones pero atendiendo la vida espiritual de sus paisanos. Gracias a la intervención del Papa Pío XII y de la Santa Sede, la mayoría de esas personas pudieron viajar a la Argentina en 1947.
Su llegada a la Argentina
Cuando el padre Víctor llega a nuestro país, la Divina Providencia lo trajo a Villa Urquiza donde conoce al padre Carlos H. Ponce de León, quien le da albergue durante nueve años en la parroquia Nuestra Señora del Carmen, de la cual era párroco.
El padre Víctor ejerció su ministerio en las siguientes parroquias: Nuestra Señora de la Misericordia, Cristo Rey, San Francisco Javier, San Cristóbal y Nuestra Señora del Carmen; y en el Colegio del Perpetuo Socorro.
También editó el periódico Ave dedicado a la comunidad croata.
La construcción del Santuario
Debido a la extensa jurisdicción de su parroquia, el padre Ponce de León decide dividirla en varios centros católicos y el padre Víctor queda al frente del Oratorio «Betania del Sagrado Corazón». Pocos años después, el Arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires, Dr. Antonio Caggiano erigió la Parroquia Jesús Misericordioso y nombró como párroco fundador al padre Víctor.
Su parroquia estaba integrada por gente humilde, de poco poder económico, y él tuvo que multiplicarse para poder subsistir. Salió a trabajar, recolectando papeles, botellas, muebles viejos y todo elemento que le hacían llegar. Con lo obtenido logra reformar y ampliar la vieja casa donde ejercía su ministerio.
Con la ayuda de la Curia, en el año 1965, se compran los terrenos ubicados en la esquina de Dr. Pedro Ignacio Rivera y Miller, y comienza a prepararse el proyecto para el nuevo templo. Él mismo, con la ayuda de los vecinos, se encarga de demoler las viejas construcciones y, con los ladrillos recuperados, hace los muros del subsuelo, hoy llamado Cripta que sería destinado a un Salón de Actos.
Durante tantos años de duro trabajo, el padre Víctor, ha descuidado su persona y en enero de 1984 debe ser internado durante dos meses. Finalmente, a fines de 1985, el nuevo templo es inaugurado y bendecido por el Cardenal Juan Carlos Aramburu.
El padre Víctor asiste muy enfermo, pero feliz de ver realizado su sueño de edificar una parroquia en honor a Jesús Misericordioso. Muere el 2 de Octubre de 1989. Tres años después, el Cardenal Antonio Quarracino declara Santuario a esta Parroquia, quedando así completado su sueño.
En nuestro canal de YouTube tenemos material sobre el p. Víctor. Por ejemplo, la entrevista a Mons. Antonio Aloisio y el documental sobre su vida en cuatro partes.
Oraciones a Jesús Misericordioso
LA CORONILLA
Este es el pequeño rosario o coronilla que Jesús le enseñó a Santa Faustina el 13 de Septiembre de 1935.
Al principio: Padre Nuestro, Ave María y Credo.
Al comienzo de cada decena: Eterno Padre, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.
En cada cuenta de decena: Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Al finalizar repetir tres veces: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.
Jaculatoria, tres veces: Jesús en Vos confío.
Puede concluirse rezando esta oración:
Oh Dios Eterno, a quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentemos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa y divina Voluntad, que es el Amor y la Misericordia misma. N. 950
Jesús en Vos confío. (x3)
ORACIÓN DE LAS TRES DE LA TARDE
Expiraste, Jesús, pero Tu muerte hizo brotar un manantial de vida para las almas, y el océano de Tu misericordia inundó todo el mundo. Oh, Fuente de Vida, insondable Misericordia Divina, anega el mundo entero derramando sobre nosotros hasta Tu última gota. Oh, Sangre y Agua que brotaste del corazón de Jesús, Fuente de Misericordia para nosotros, en Vos confío.
ORACIÓN A JESÚS MISERICORDIOSO
La oración que rezamos en nuestro Santuario.
Señor Jesús, en la cruz manifestaste Tu obediencia al Padre y Tu voluntad de la salvación universal: venimos a implorarte perdón y a darte gracias por Tu amor. Queremos hacer conocer Tu Evangelio mediante las obras de misericordia para la conversión de los pecadores, el consuelo de los afligidos y la asistencia a los pobres y enfermos. Envíanos Tu Espíritu Santo, pues necesitamos sanar nuestra libertad humana para construir un mundo donde reine la misericordia y se anticipe el Banquete definitivo. Ayúdanos a dar testimonio de la fe y esperanza delante de nuestros hermanos, varones y mujeres para que comprendamos todos que la felicidad perfecta se encuentra en Ti. Indícanos el camino hacia el Padre, para llegar a adorar el Misterio de la Trinidad junto a María y los santos. Amén.
PARA ALCANZAR GRACIAS POR MEDIO DE SANTA FAUSTINA
Oh, Jesús, que hiciste de Santa Faustina una gran devota de tu infinita misericordia, concédeme por su intercesión, si fuere esto conforme a tu santísima voluntad, la gracia de ________________ que te pido. Yo, pecador, no soy digno de Tu Misericordia, pero dígnate a mirar el espíritu de entrega y sacrificio de Sor Faustina y recompensa sus virtudes atendiendo las súplicas que a través de ella te presento confiando en ti. Padre Nuestro… Ave María… Gloria… Santa Faustina, ruega por nosotros.
ACTO DE CONSAGRACIÓN A JESÚS MISERICORDIOSO
Oh Jesús Misericordioso, tu bondad es infinita y los tesoros de tu gracia son inagotables. Me abandono a tu Misericordia que sobrepuja a todas tus obras, me consagro enteramente a ti, para vivir bajo los rayos de tu gracia y de tu amor, que brotaron de tu Corazón traspasado en la Cruz. Quiero dar a conocer tu Misericordia por medio de las obras de misericordia corporales y espirituales, especialmente con los pecadores, consolando y asistiendo a los pobres afligidos y enfermos. Mas tú me protegerás como cosa tuya, pues todo lo temo de mi debilidad y todo lo espero de tu Misericordia. Que toda la humanidad comprenda el abismo insondable de tu Misericordia, a fin de que, poniendo toda su esperanza en ella, pueda ensalzarla por toda la eternidad. Amén.
ORACIÓN PARA OBTENER LA DIVINA MISERICORDIA
¡Oh Dios de gran misericordia! bondad infinita, hoy toda la humanidad clama desde el abismo de su miseria a Tu misericordia, a Tu compasión, oh Dios; y grita con la potente voz de la miseria. Dios indulgente, no rechaces la oración de los desterrados de esta tierra. Oh Señor, bondad inconcebible que conoces perfectamente nuestra miseria y sabes que por nuestras propias fuerzas no podemos ascender hasta Ti, te imploramos: anticípanos Tu gracia y multiplica incesantemente Tu misericordia en nosotros para que cumplamos fielmente Tu Santa Voluntad a lo largo de nuestras vidas y a la hora de la muerte. Que la omnipotencia de Tu Misericordia nos proteja de las flechas de los enemigos de nuestra salvación para que, con confianza, como Tus hijos, esperemos Tu última venida, ese día que conoces sólo Tú. Y a pesar de toda nuestra miseria, esperamos recibir todo lo que Jesús nos ha prometido, porque Jesús es nuestra esperanza; a través de Su Corazón misericordioso, como a través de una puerta abierta, entramos en el Cielo.
La imagen de Jesús Misericordioso
LA VISIÓN DE SANTA FAUSTINA
Diario de Santa Faustina, 22 de Febrero de 1931:
«Al anochecer, estando en mi celda, vi al Señor Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir y con la otra tocaba la túnica sobre el pecho. De la abertura de la túnica en el pecho, salían dos grandes rayos: Uno rojo y otro pálido. En silencio, atentamente miraba al Señor, mi alma estaba llena de temor, pero también de una gran alegría. Después de un momento, Jesús me dijo: «Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma: Jesús, en Vos confío. Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla y luego en el mundo entero.» n. 47
Imagen pintada en presencia de santa Faustina
En Enero de 1934, tres años después de la visita de Jesús, Sor Faustina pudo cumplir con el deseo del Señor. Estando en la ciudad de Vilna y gracias a la ayuda de su confesor, el padre Sopócko, conoce al artista Eugenio Kazimirowski. Él pintó el cuadro según las indicaciones de Faustina. Mientras Eugenio pintaba, Sor Faustina escribió:
«…fui a la capilla y lloré muchísimo. Le dije al Señor: ¿Quién te pintará tan bello como Tu eres? Como respuesta, oí estas palabras: «No en la belleza del color ni en la del pincel está la grandeza de esta imagen, sino en Mi gracia.»» n. 313
Esta imagen fue expuesta por primera vez en Vilna el 26 de Abril de 1935 en el templo de Ostra, Brama. Providencialmente, fue durante el primer Domingo después de la Semana de Resurrección, día en que se celebra la Fiesta de la Misericordia. Durante los festejos, Santa Faustina vio cuántos fieles recibían las gracias:
«Al anochecer, estando en mi celda, pedí a Dios la misericordia para las almas pecadoras. Cuando terminó el oficio, y el sacerdote tomó el Santísimo Sacramento para impartir la bendición, súbitamente vi al Señor Jesús con el mismo aspecto que tiene en esta imagen. El Señor impartió la bendición y los rayos se extiendieron sobre todo el mundo (…). Oí la voz: «Esta Fiesta ha salido de las entrañas de Mi Misericordia y está confirmada en el abismo de Mis gracias. Toda alma que cree y tiene confianza en Mi Misericordia, la obtendrá.» Me alegré enormemente de la bondad y la grandeza de mi Dios.» n. 420
El 4 de abril de 1937, este cuadro, con el permiso del Arzobispo, quedó colocado en la Iglesia de San Miguel en Vilna.
Una segunda pintura
Después de la Segunda Guerra Mundial, el artista Adolfo Hyla ofreció a la Congregación a la que había pertenecido Santa Faustina, pintar un cuadro para cumplir con una promesa que había hecho por haber sido salvado de la guerra. La oferta fue aceptada y, en otoño de 1943, el cuadro fue llevado a la Congregación de la Madre de la Misericordia en Cracovia. El Cardenal Adam Sapieha, Arzobispo de Cracovia, bendijo la pintura y mandó a colocarla en la capilla donde se encuentra actualmente junto con los restos mortales de Santa Faustina.
¡Muchas pinturas más!
Al pasar los años, a medida de la devoción fue creciendo en el mundo entero, se pintaron muchas imágenes de Jesús Misericordioso, manteniendo las características principales detalladas por Sor Faustina. Aquí podés ver algunas representaciones…
EXPLICACIÓN DE LA PINTURA DE JESÚS MISERICORDIOSO
El cuadro es un signo de la infinita Misericordia de Dios, que fluye constantemente del Corazón de Jesús. El Cristo de la pintura es un Cristo vivo, en camino, Cristo resucitado, de pie. El fondo es oscuro y la luminosidad alrededor de la cabeza del Salvador toma la forma de una aureola. Jesús tiene los signos de la crucifixión en Sus manos y en Sus pies. De su corazón traspasado, que no es visible en la pintura, salen dos rayos de luz: uno rojo y otro pálido.
La imagen de Jesús Misericordioso es la experiencia de la Resurrección.
Los rayos:
Escribió Sor Faustina:
Una vez, cuando el confesor me mandó preguntar al Señor Jesús por el significado de los dos rayos que están en esta imagen; contesté que sí, que Se Lo preguntaría al Señor. Durante la oración, oí internamente estas palabras: «Los dos rayos significan la sangre y el agua. El rayo pálido simboliza el agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la sangre que es la vida de las almas… Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi Misericordia cuando mi corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza.» n. 299
Los dos rayos representan, por un lado los Sacramentos de la Iglesia, nacida del Corazón taspasado de Jesús y por otro lado, los dones del Espíritu Santo, cuyo símbolo es el agua.
Dijo Jesús: «Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios.» n. 299
Las promesas del Señor:
Jesús dijo a Santa Faustina: «Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerte: Yo Mismo la defenderé como a Mi gloria.» n. 48
«A través de esta imagen concederé muchas gracias a las almas; ella ha de recordar a los hombres las exigencias de Mi Misericordia, porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil.» N. 742
Jesús relaciona las siguientes promesas a su imagen: Grandes progresos en el camino a la perfección cristiana, la gracia de la salvación eterna, la gracia de una muerte feliz y todas las demás gracias y beneficios temporales que las personas misericordiosas le pidan con confianza.
«Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la Fuente de la Misericordia para recoger las gracias. Ese recipiente es esta imagen con la firma:
Jesús en Vos confío.» N. 327«Por medio de esta imagen colmaré a las almas con muchas gracias, por eso, que cada alma tenga acceso a ella.» N. 570
La mirada de Jesús:
Una vez Jesús me dijo: «Mi mirada en esta imagen es igual a Mi mirada desde la cruz.»
N. 326
Al contemplar la pintura, abrimos nuestra alma a la mirada de Jesús, llena de amor y de ternura. No es una mirada condenatoria, sino una mirada de amistad y acompañamiento. Que la mirada de Jesús purifique y llene nuestra alma de confianza en Su infinita Misericordia.
La firma:
Una vez mi confesor me preguntó cómo debía ser colocada la inscripción, ya que todo eso no cabía en la imagen. Contesté que rezaría y le daría la respuesta la semana siguiente. Al alejarme del confesionario, y pasando cerca del Santísimo Sacramento, recibí el entendimiento interior de cómo debía ser la inscripción. Jesús me recordó lo que me había dicho la primera vez, es decir, que estas tres palabras debían ser puestas en evidencia. Las palabras son estas: Jesús en Vos confío. Entendí que Jesús deseaba que fuera colocada esa frase, pero además de estas palabras no daba otras órdenes precisas. N. 327
El Descanso del Peregrino
Está ubicado en Dr. Pedro Ignacio Rivera 4755 y 4779 en lo que fuera el antiguo oratorio «Betania del Sagrado Corazón». Allí ayudamos y animamos a los que llegan buscando la misericordia de Dios, ofreciendo a los peregrinos un refrigerio (mate cocido y tortas fritas), y un lugar de descanso y encuentro.
Cuenta con un salón comedor llamado Víctor Vincens, donde los peregrinos pueden aprovechar el servicio. Allí funciona los viernes la Noche de la Caridad.
También hay algunas salas y varias aulas donde se desarrollan diferentes actividades del Santuario, por ejemplo: Reunión de grupos bíblicos, reuniones para jóvenes y adultos, catequesis, apoyo escolar, grupos de Narcóticos Anónimos y grupos para familiares de personas con adicción.
También es la sede de Cáritas Parroquial, desde donde acompañamos a familias del barrio con alimentos y ropa, a personas en situación de calle con ropa, se ofrecen algunos cursos o talleres para «salir adelante» y tienen lugar cada algunos meses las ferias solidarias destinadas a juntar recursos para comprar alimentos.
La Fuente de la Misericordia
El Agua Bendita
El que tenga sed, venga a Mí y beba el que cree en Mí. Como dice la Escritura: De su seno brotarán manantiales de Agua Viva. (Jn 7, 37-38)
El agua bendita, simbolizada en el rayo pálido que brota del Corazón de Jesús Misericordioso, nos recuerda el agua de nuestro Bautismo, por el cual nacemos a la vida espiritual como hijos de Dios y miembros de la familia cristiana.
Nuestra Fuente de la Misericordia
La Fuente de la Misericordia fue inaugurada y bendecida por el Obispo Auxiliar de la Vicaría Devoto, Mons. Jorge Lozano, el 18 de Abril de 2004 durante la Fiesta Patronal.
Tenemos cuatro canillas para llenar recipientes y llevar el Agua Bendita a nuestras casas.
¿Cómo usamos el Agua Bendita?
Cuando rezamos, al iniciar o finalizar nuestras oraciones, nos hacemos la señal de la cruz con ella. Cuando pedimos la bendición para nuestros seres queridos, les hacemos la señal de la cruz en la frente. Cuando pedimos que Dios bendiga alguna cosa: alimentos, nuestra casa, nuestras imágenes. Recordando siempre que el agua no tiene un poder mágico, sino que ilustra lo que pedimos con fe. Después de la oración podemos rociar con Agua Bendita el lugar.
¿Querés aprender alguna oración para rezar con el Agua Bendita?
Dios y Padre nuestro, que nos hiciste renacer a la Verdadera Vida por el Agua y por el Espíritu, te pido: ilumina mis pensamientos (signarse la frente), purifica mis palabras (signarse los labios) y dirige mi corazón (signarse el pecho), para que pueda seguir los ejemplos de tu Hijo y hermano nuestro, Jesús Misericordioso. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Señor y Padre Santo, dirige tu mirada sobre nosotros, tus hijos, que redimidos por tu Hijo Jesús, hemos nacido de nuevo del agua y del Espíritu Santo en la Fuente Bautismal. Concédenos, que todos los que recibimos esta agua, quedemos renovados en el cuerpo y en el alma, y te sirvamos con limpieza de vida. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
La Llama de la Misericordia
JUAN PABLO II Y LA DIVINA MISERICORDIA
El Papa y el fuego de la Misericordia
El Papa Juan Pablo II, el 16 de Diciembre de 2003, en el Vaticano, encendió la primera Llama del Amor Misericordioso o Fuego de la Misericordia.
Este fuego es llevado por Monseñor Zajac desde el Vaticano hasta el Santuario de la Divina Misericordia en Cracovia, Polonia. Allí se mantiene encendido perpetuamente en la Capilla del Convento y en la Capilla de Adoración Perpetua de la basílica.
Dicha llama nos recuerda las palabras de Juan Pablo II al consagrar el templo y el mundo a la Divina Misericordia: «Es preciso transmitir este Fuego de la Misericordia».
Desde allí ha sido ofrecida a diferentes comunidades, ciudades y países. En la Semana Santa de 2006 fue entregada por primera vez a los devotos que asistieron al Retiro de la Divina Misericordia en La Falda, Córdoba.
Nuestra lámpara
El Domingo de la Misericordia del 23 de Abril de 2007, gracias a los Apóstoles de la Divina Misericordia y al padre Germán Saksonoff, la Llama de la Misericordia llega a nuestro Santuario para permanecer junto al cuadro de Jesús Misericordioso.
El 26 de Septiembre de 2007 fue encendida y bendecida por Mons. Guillermo J. Karcher.
Nuestro Cinerario
Yo Soy la Resurrección y la Vida. (Jn 11, 25)
Contemplando la imagen de Jesús Misericordioso, vemos a Cristo vencedor de la muerte, que se acerca a nosotros iluminándonos y dándonos la paz. Él es para los creyentes el anticipo y la promesa de su Resurrección. En medio del enorme dolor de perder a un ser querido, en nuestro corazón se enciende la esperanza de volver a vernos y la certeza de que esta separación no es para siempre.
Dar un descanso cristiano y digno a los restos de nuestros difuntos, nos brinda un poco de consuelo y nos hace sentir más cerca de aquellos que amamos y nos precedieron en el camino. Además, es una de las obras de misericordia que la Iglesia nos propone para vivir.
Nuestro cinerario
La noticia de la Resurrección de Cristo es la más bella e imponente que hemos recibido en nuestra vida: es la Buena Noticia, la que nos responde todo lo que podemos preguntarnos acerca de misterio del hombre. En su Resurrección está el centro de nuestra fe cristiana y de nuestra salvación, ya que “si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe y también nuestra esperanza”, como nos dice san Pablo (1Co 15,14). La existencia misma no tendría sentido.
Pero sabemos que Jesús no sólo ha resucitado, sino que prometió también a nosotros la Resurrección. La Iglesia nos enseña que, así como Cristo resucitó y vive para siempre, todos nosotros resucitaremos el último día. Es decir, nuestra vida no termina con la muerte, porque está la Vida Eterna: la que el Padre soñó para nosotros, sin dolor, enfermedad, pecado o miseria que nos lastime.
Contemplando la imagen de Jesús Misericordioso, vemos a Cristo vencedor de la muerte, que se acerca a nosotros iluminándonos y dándonos la paz. Él es para los creyentes el anticipo y la promesa de nuestra resurrección, el “primogénito de muchos hermanos” (Rm 8,29). Fuimos creados para la Vida Eterna y, por eso, la vida cristiana en la tierra es como una gran peregrinación hacia la Casa del Padre, que es nuestra verdadera patria. Por eso, en medio del enorme dolor de perder a un ser querido, en nuestro corazón se enciende la esperanza de volver a vernos y la certeza de que esta separación no es para siempre.
Y, mientras esto sucede, el hecho de dar un descanso cristiano y digno a los restos de nuestros difuntos, nos brinda consuelo y nos hace sentir más cerca de aquellos que amamos y nos precedieron en el camino. Entre las obras de misericordia que la Iglesia nos confía está el dar sepultura a nuestros seres queridos difuntos.
En 1964, la Iglesia volvió a aceptar la cremación del cuerpo de los difuntos, práctica que antes estaba prohibida para los católicos, porque muchos pedían quemar sus cuerpos para negar lo que profesamos en el Credo: “la resurrección de la carne y la vida eterna”.
Por este motivo, muchos templos comenzaron a construir junto al lugar sagrado un espacio físico para depositar las cenizas de los difuntos con el decoro y el cuidado que merecen. Ese espacio físico se llama cinerario, y retoma la antigua tradición de los cementerios parroquiales, donde los fieles difuntos eran sepultados.
De este modo la Iglesia que, como Madre ha llevado en su seno al cristiano durante su peregrinación terrena, lo acompaña al término de su caminar para entregar su alma en las manos del Padre, y le ofrece su casa para que su cuerpo descanse en paz. Así, le damos a este ritual el marco sagrado y eclesial que le corresponde, ya que pueden participar los familiares y amigos, culminando la despedida visible del ser querido.
En nuestro Santuario contamos con un cinerario para colocar las cenizas de nuestros difuntos queridos. Y, como el templo está abierto desde la mañana temprano, podemos venir a rezar por ellos en el momento que dispongamos.
¿Cómo depositar las cenizas de un ser querido?
Una vez que la familia tiene la urna con las cenizas del difunto, un familiar directo se acerca a la Secretaría del cinerario (sin la urna) para solicitar su sepultura y realizar la inscripción, con una copia del certificado de defunción. En la Secretaría se completa una ficha y el familiar firma en conformidad con las normas del cinerario parroquial. Allí se informan las fechas y horarios que están disponibles en el mes para poder hacerlo, y los familiares acercan las cenizas quince minutos antes de esa celebración.
En la fecha acordada, la familia se acerca a la parroquia con la urna y la entrega al sacerdote o a un colaborador, quince minutos antes de la celebración. Las cenizas son depositadas al final de una Misa que se celebra especialmente por estos hermanos difuntos, en la que participan familiares y amigos que acompañan este momento especial.
Colaboración: En Secretaría, se entrega un sobre para que la familia pueda hacer un aporte voluntario. No se cobra la sepultura, sino que se solicita (si es posible) una colaboración para el sostenimiento de la vida parroquial, que surge del corazón generoso y agradecido de los familiares que depositan los restos de su ser querido de forma definitiva en un lugar donde se respira la misericordia de Jesús. Recordemos que el Santuario se sostiene con la ayuda de todos y que un precepto de la Iglesia es: contribuir a su sostenimiento. El culto divino, los servicios, los empleados, las actividades pastorales, el servicio de caridad, etc.
Finalmente, hemos de recordar que en nuestro Santuario tenemos un equipo pastoral que acompaña el camino del duelo, al que podemos recurrir consultando en Secretaría.
Secretaría del cinerario: Viernes y Sábados de 10 a 12 hs. Tel.: 4521-3153 | 4522-3427
En la Sección «Actividades > Celebramos», podés consultar las normas de nuestro cinerario parroquial
Congreso Mundial de la Misericordia
Inspirados por el Papa Juan Pablo II
“Ha llegado la hora en que el mensaje de la Divina Misericordia necesita llenar los corazones de esperanza y ser la chispa que encienda una nueva civilización: la civilización del amor”. “Solo así puede la Iglesia ayudar a los pueblos a descubrir el verdadero rostro de Dios y el verdadero rostro de sus hermanos”. En efecto, no es fácil amar con un amor profundo, constituido por una entrega auténtica de sí. Este amor se aprende sólo en la escuela de Dios, al calor de su caridad. Fijando nuestra mirada en Él, sintonizándonos con su corazón de Padre, llegamos a ser capaces de mirar a nuestros hermanos con ojos nuevos, con una actitud de gratuidad y comunión, de generosidad y perdón. ¡Todo esto es misericordia!”
El primer Congreso:
WACOM (Congreso Apostólico Mundial de la Misericordia, por sus siglas en inglés) es un Patronato conformado por 17 cardenales, presidido por el Cardenal Mons. Christoph Schönborn, Presidente del
Congreso y apoyado por distintas Conferencias Episcopales; la coordinación internacional permanente es asumida por el Secretario General, Padre Patrice Chocholski y su equipo, junto a los coordinadores continentales y nacionales. El primer Congreso tuvo lugar en Roma del 2 al 6 de abril de 2008. El papa Benedicto XVI nos recordaba que: “El misterio del amor misericordioso de Dios fue el centro del pontificado de mi venerado predecesor”.
El segundo Congreso:
Del 1 al 5 de octubre de 2011, en Cracovia, se realizó el II Congreso. El lugar de encuentro fue el Santuario en Cracovia – Łagiewniki, donde Sor Faustina Kowalska pasó sus últimos años, y donde hoy tiene su
sede el centro mundial del culto a la Misericordia Divina. Se celebró bajo el lema “La Misericordia como fuente de esperanza” y reunió a los devotos de la Divina Misericordia de todos los continentes. Dio la oportunidad de compartir con testimonios personales la misericordia experimentada en la propia vida y proclamarla al mundo entero. Fue también un tiempo para profundizar el mensaje de la misericordia en el contexto de la “nueva evangelización” y una ocasión para buscar nuevos métodos para transmitir al mundo la fe en Dios misericordioso. Nuestro Santuario participó del II Congreso realizado en Polonia en 2011, con una delegación de 30 peregrinos.
El tercer Congreso:
Por primera vez en América se realizó el III Congreso, del 15 al 19 de agosto de 2014, en Bogotá. Se celebró bajo lema “Misericordia, nuestra Misión en un solo corazón” y su finalidad fue reconocer en toda
la acción pastoral de la Iglesia, la manifestación de la Misericordia de Dios, compartir sus experiencias, fortalecer la comunión y la misión hacia las poblaciones más vulnerables.
El cuarto Congreso:
Del 16 al 20 de enero de 2017, en Manila, Filipinas se realizó el IV Congreso, con la participación de más de 5000 peregrinos de todo el mundo y bajo el lema “Comunión en la misericordia; Misión por la misericordia; su objetivo fue acelerar la cultura de la misericordia en la Iglesia y en el mundo.
El quinto Congreso:
Se llevó a cabo en Apia, Samoa del 20 al 26 de mayo de 2023, bajo el lema «Divina Misericordia: El Océano de Amor que envuelve al mundo entero». El papa Francisco ha aceptado una solicitud para que el Congreso Apostólico Mundial sobre la Misericordia esté directamente bajo la supervisión del Vaticano. En un proceso que duró 12 años, el apostolado de la Divina Misericordia finalmente estará profundamente arraigado en el Vaticano, específicamente en el marco del Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización. El p. Patrice Chocholski, Secretario General de WACOM, dijo que el pontífice aprobó su solicitud, creyendo que la Divina Misericordia es el fuego para la nueva evangelización.