La confianza corresponde a la actitud bíblica de la fe y abandono en las manos de Dios.
Caracteriza nuestra actitud hacia Dios y expresa no sólo esperanza, sino también fe viva, humildad, perseverancia y arrepentimiento por las culpas cometidas.
La confianza asegura las gracias de la Misericordia.
"Las gracias de Mi Misericordia se toman con un solo recipiente y éste es la confianza. Cuanto más confíe un alma, tanto más recibirá. Las almas que confían sin límites son Mi gran consuelo, porque en tales almas vierto todos los tesoros de Mis gracias.
Me alegro que pidan mucho, porque Mi deseo es dar mucho, muchísimo."
N° 1578
"El alma que confía en Mi Misericordia es la más feliz, porque Yo Mismo tengo cuidado de ella."
N° 1273
“¡Bendito el hombre que confía en el Señor y en él tiene puesta su confianza!”
Jer. 17, 7-8
“Confíen en el Señor para siempre, porque el Señor es una roca eterna.”
Is. 26, 4
“Confía en el Señor y practica el bien; habita en la tierra y vive tranquilo: que el Señor sea tu único deleite, y él colmará los deseos de tu corazón.”
Sal. 37, 3-4
“Y ustedes no han recibido un espíritu de esclavos para volver a caer en el temor, sino el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios ¡Abba!, es decir, ¡Padre!”
Rm. 8,15
"El segundo nombre del Amor" - Papa Juan Pablo II
La misericordia hacia el prójimo es lo que hace que la devoción a la Divina Misericordia sea una actitud evangélica de amor concreto hacia los demás.
Es un particular modo de amor frente a la pobreza, la injusticia, el sufrimiento y el pecado.
Misericordia es amor compasivo.
La misericordia usualmente se muestra como dos movimientos:
corazón y brazos.
Corazón: Cuando vemos a alguien que está sufriendo, nuestro corazón se enternece por esa persona.
Si el sufrimiento del otro es muy grande, la compasión llega hasta nuestras entrañas.
Brazos: Después de que sentimos compasión por alguien, buscamos a menudo llegar a ayudarlo para aliviar su sufrimiento.
La misericordia es sentir compasión por el sufrimiento de los demás y llegar a ayudarlos.
“Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la paciencia. Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: Hagan ustedes lo mismo.”
Col. 3, 12-13
“Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero Yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el Cielo, porque él hace salir su sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.”
Mt. 5, 43-45
¿Por qué Jesús pide amar a los propios enemigos, o sea, un amor que excede la capacidad humana? En realidad, la propuesta de Cristo es realista, porque tiene en cuenta que en el mundo hay demasiada violencia, demasiada injusticia y, por tanto, sólo se puede superar esta situación contraponiendo un plus de amor, un plus de bondad.
“Si el alma no practica la misericordia de alguna manera no conseguirá Mi misericordia en el día del juicio. Oh, si las almas supieran acumular los tesoros eternos, no serían juzgadas, porque su misericordia anticiparía Mi juicio.”
N° 1317
“Tú conoces todo el abismo de Mi misericordia, entonces recoge de ella para ti y especialmente para los pobres pecadores.”
N° 1777