El día de la canonización de Sor Faustina, el 30 de Abril de 2000, el Papa instituyó esta fiesta para toda la Iglesia.
En la ciudad de Płock, Jesús expresó por primera vez el deseo de celebrar esta fiesta:
"Yo deseo que haya una fiesta de la Misericordia. Quiero que esta imagen que pintarás con el pincel sea bendecida con solemnidad el primer Domingo después de la Pascua de Resurrección; ese Domingo debe ser la fiesta de la Misericordia."
N° 49
La fiesta de la Misericordia es un día de grandes gracias, puesto que el Señor asoció grandes promesas a este día.
"Deseo que la fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores.
Ese día están abiertas las entrañas de Mi Misericordia."
N° 699
Para preparar debidamente esta fiesta, el Señor propone una novena que consiste en rezar la Coronilla a la Divina Misericordia durante los nueve días que preceden al Domingo de Pascua, empezándola el Viernes Santo.
Durante esta novena, Jesús prometió:
"Concederé a las almas toda clase de gracias."
N° 796
También se divulga la novena a la Divina Misericordia escrita por Santa Faustina en su diario.
"El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas."
N° 699
Juan Pablo II, el 13 de Junio de 2002, concede la indulgencia plenaria con las condiciones habituales:
confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Papa,
al fiel que, durante la Fiesta de la Misericordia Divina, participe en actos de piedad realizados en honor a la Misericordia Divina.
También recibirá la indulgencia plenaria aquél que rece, en presencia del Santísimo Sacramento de la Eucaristía, el Padre Nuestro y el Credo, añadiendo una invoación piadosa a Jesús Misericordioso:
Jesús, en vos confío.
Se concede la indulgencia parcial al fiel que, con un corazón arrepentido, eleve al Señor Jesús Misericordioso una de las invocaciones piadosas legítimamente aprobadas.
La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal de los pecados ya perdonados en cuanto a la culpa.
Para ganar la indulgencia es necesario cumplir algunas condiciones y realizar determinadas obras con un espíritu totalmente alejado del afecto a todo pecado:
Primero, confesar sacramentalmente los pecados con el sacerdote: No es necesario que la confesión se realice durante el Domingo de Misericordia, puede realizarse 7 días antes o después.
Segundo, recibir la Sagrada Eucaristía, si es posible, participando en la Santa Misa.
Tercero, orar según las intenciones del Papa.