Las oraciones

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Al principio:
Padre Nuestro, Ave María y Credo.

Al comienzo de cada decena:

Eterno Padre,
te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu amadísimo Hijo,
nuestro Señor Jesucristo,
como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.

En cada cuenta de decena:
Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Al finalizar repetir tres veces:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.

Jaculatoria, tres veces:

Jesús en Vos confío.

Puede concluirse rezando esta oración:
Oh Dios Eterno, a quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentemos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa y divina Voluntad, que es el Amor y la Misericordia misma.
N° 950

Jesús en Vos confío. (x3)

Expiraste, Jesús, pero Tu muerte hizo brotar un manatial de vida para las almas, y el océano de Tu misericorida inundó todo el mundo.
Oh, Fuente de Vida, insondable Misericordia Divina, anega el mundo entero derramando sobre nosotros hasta Tu última gota.
Oh, Sangre y Agua que brotaste del corazón de Jesús, Fuente de Misericordia para nosotros,
en Vos confío.



Señor Jesús, en la cruz manifestaste Tu obediencia al Padre y Tu voluntad de la salvación universal:
venimos a implorarte perdón y a darte gracias por Tu amor.
Queremos hacer conocer Tu Evangelio mediante las obras de misericordia para
la conversión de los pecadores,
el consuelo de los afligidos
y la asistencia a los pobres y enfermos.

Envíanos Tu Espíritu Santo, pues necesitamos sanar nuestra libertad humana para construir un mundo donde reine la misericordia y se anticipe el Banquete definitivo.
Ayúdanos a dar testimonio de la fe y esperanza delante de nuestros hermanos,
varones y mujeres
para que comprendamos todos que la felicidad perfecta se encuentra en Ti.
Indícanos el camino hacia el Padre, para llegar a adorar el Misterio de la Trinidad junto a María y los santos.
Amén.

Oh, Jesús, que hiciste de Santa Faustina una gran devota de Tu infinita misericordia,
concédeme por su intercesión,
si fuere esto conforme a Tu sanTisima voluntad,
la gracia de ________________ que te pido.
Yo, pecador, no soy digno de Tu Misericordia, pero dígnate a mirar el espíritu de entrega y sacrificio de Sor Faustina y recompensa sus virtudes atendiendo las súplicas que a través de ella Te presento confiando en Ti.
Padre Nuestro...
Ave María...
Gloria...
Santa Faustina, ruega por nosotros.

Oh Jesús Misericordioso, Tu bondad es infinita y los tesoros de Tu gracia son inagotables.
Me abandono a Tu Misericordia que sobrepuja a todas Tus obras,
me consagro enteramente a Ti,
para vivir bajo los rayos de Tu gracia y de Tu amor, que brotaron de Tu Corazón traspasado en la Cruz.
Quiero dar a conocer Tu Misericordia por medio de las obras de misericordia corporales y espirituales,
especialmente con los pecadores, consolando y asistiendo a los pobres afligidos y enfermos.
Mas, Tú me protegerás como cosa Tuya,
pues todo lo temo de mi debilidad y todo lo espero de Tu Misericordia.
Que toda la humanidad comprenda el abismo insondable de Tu Misericordia,
a fin de que poniendo toda su esperanza en ella,
pueda ensalzarla por toda la eternidad.
Amén.

¡Oh Dios de gran misericordia! bondad infinita,
hoy toda la humanidad clama desde el abismo de su miseria a Tu misericordia, a Tu compasión, oh Dios; y grita con la potente voz de la miseria.
Dios indulgente, no rechaces la oración de los desterrados de esta tierra.
Oh Señor, bondad inconcebible que conoces perfectamente nuestra miseria y sabes que por nuestras propias fuerzas no podemos ascender hasta Ti, te imploramos:
anticípanos Tu gracia y multiplica incesantemente Tu misericordia en nosotros para que cumplamos fielmente Tu Santa Voluntad a lo largo de nuestras vidas y a la hora de la muerte.
Que la omnipotencia de Tu Misericordia nos proteja de las flechas de los enemigos de nuestra salvación para que, con confianza, como Tus hijos, esperemos Tu última venida, ese día que conoces sólo Tú.
Y a pesar de toda nuestra miseria, esperamos recibir todo lo que Jesús nos ha prometido,
porque Jesús es nuestra esperanza;
a través de Su Corazón misericordioso, como a través de una puerta abierta, entramos en el Cielo.

Novenas a Jesús Misericordioso y Santa Faustina

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